jueves, 9 de agosto de 2007

ALAS DE CRISTAL

Ayer escuché una canción y tuve mi primer dilema existencial. ¿De qué material estarán hechas mis alas? Apenas he tenido tiempo de examinarlas. Sé que las tengo, pero no las conozco. Quizás tenga miedo de tocarlas, de mirarlas, de aceptarlas. Porque las Palomas normales que forman parte de la humanidad no tienen alas, solamente orejas. Pero justo en ese lugar, mi cuerpo esconde sus alas. Tengo miedo, no me atrevo a reconocerlas como parte de mí misma. Tal vez mañana, o pasado, o el día siguiente. Tal vez nunca me atreva.

Escucha la canción que fue la culpable de mi primera crisis existencial.

ALAS DE CRISTAL
(Avalanch)
http://www.goear.com/listen.php?v=c2070e5

2 comentarios:

David dijo...

Hay muchas personas que tienen partes de sí mismas que no conocen. Ignoran su verdadero potencial y se acomplejan bajo el miedo y la frase típica del "yo no puedo". Pero en todos nosotros hay una virtud que si la utilizamos adecuadamente puede llevarnos muy, muy lejos. En cambio, si estas cualidades que podríamos llamar innatas a cada uno, o tal vez adquiridas inconscientemente se ponen en práctica de manera inadecuada, no porque pretendamos llegar lejos, sino porque queremos ser más que los demás, pueden llevarnos a nuestra propia autodestrucción. También puede pasar que pensemos poseer una cualidad que realmente no tenemos, pero si lo intentamos con fe y perseverancia yo creo que podemos lograr nuestros propósitos, siempre que no sean pisotear a los demás, en cuyo caso ojalá esas alas sí que sean de cristal. Suerte en tu descubrimiento Paloma, y que no te venza el miedo. Vuela.

Anónimo dijo...

El “no puedo” es un freno, una barrera ante nuestras posibilidades. Yo creo que “querer es poder”. Una profesora mía del colegio decía: ni quiero, ni puedo, ni me da la gana. Por tanto, para lograr algo, lo primero es querer intentarlo. Y si una vez lo intentamos, descubrimos que no somos capaces de superar los obstáculos, podemos abandonar. Lo que está claro es que todos tenemos límites. Pero ¿cómo saber dónde están nuestros límites si nunca intentamos avanzar? Y al mismo tiempo hay que aprender a respetar el espacio de los demás.
Gracias a ti por escribir, tus comentarios me ayudan a seguir volando.