Me quedé sin aire y caí al suelo. Me convertí en un pájaro de ala herida y me quedé indefensa frente al mundo. Me hicieron prisionera en una jaula. Y me abandoné a mi suerte, porque no tenía fuerzas para luchar. Pero una rebeldía insospechada nació en mi corazón. Cicatrizaron las heridas y entonces me sentí fuerte. No renunciaría a ser yo misma. Busqué la llave para escapar de aquella cárcel, pero no la encontré. Mis únicas herramientas eran la constancia y la paciencia. Hasta que hace unos días me dejaron la puerta abierta y me escapé. Volé más alto que nunca, más rápido que nunca y ahora soy libre otra vez.
Escucha
Diez años
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de Sover.
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